10.04.2013
El ciudadano argentino fue domesticado por décadas, para señalar con el dedo, a quienes considera corruptos, pero esa mirada siempre fue bien dirigida y direccionada casi exclusivamente, hacia las clases políticas.
Como bien se dice, cuando alguien señala con el dedo, realmente se olvida que otros tres dedos, lo están señalando a él mismo.
¿Por qué nadie llama corrupto, a un doctor que otorga licencias médicas a cambio de dinero?
¿Por qué nadie llama ñoquis, a los docentes, que no trabajan porque viven de licencia médica permanente?
Rubén Afonso Boaventura
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