En lo personal, quiero dejar en claro algo.
No tengo dudas de la existencia de irregularidades y negocios sucios, de algunos políticos y de una inmensa cantidad de privados.
Nuestra sociedad ya está resignada a estos hechos, porque todos los días, de alguna u otra forma, todos somos cómplices y avalamos actos similares, pero con importes y consecuencias mucho menores.
Actos que fuimos inoculando desde niños, al copiarnos en un examen o al colarnos en el colectivo o tren, o manotear algo en un kiosco o super, y así podría ir enumerando cientos de actos que con el tiempo se transforman en una “anécdota disfrazada de avivada”, hasta que un día cruzaste un semáforo en rojo y mataste a alguien… (¿Se entiende el concepto?)
Y lo que más claro tiene la sociedad y por eso ha dejado de preocuparse por estos temas, es que la corrupción seguirá existiendo al igual que en todo el mundo.
Porque, ya sabe que…
A ninguno de los dos bandos interesados, le preocupa evitar la corrupción, lo que les preocupa es ver, quien tiene el poder para ejercerla”
Y nos guste o no, cada ves que votamos estamos eligiendo al más benigno.
Rubén Afonso Boaventura
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